Días atrás me habló una persona que conocí hace poco y lo hizo para pedirme consejo respecto a una situación que está viviendo. Entonces pensé ¿quién soy yo para aconsejar? Luego recordé que cuando el Creador te hace crecer te bendice y a veces te da retos al mismo tiempo. Obvio, me sentí tremendamente halagada por esa confianza de parte de alguien que estoy recién conociendo, fue entonces que agradecí la oportunidad que se me daba, esa responsabilidad de poder aportar a alguien más.
El consejo solicitado iba por el camino de las relaciones. ¡Vaya! exclamó mi fuero interno. Yo, la experta en relaciones. El reto se volvía cada vez más interesante y lo ha sido, porque resultó ser que al pasar los días fui descubriendo que por muy distinta la historia que iba conociendo se parecía mucho a una de las mías, no sólo eso, se parecía mucho a la historia que transformó mi vida. Y aquí está el «haz de luz» que quiero compartir contigo. Transformar.
¿Por qué, cuándo y cómo transformo?
¿Por qué transformo? Es parte de nuestro destino, está en nuestro contrato de vida el evolucionar y cada paso que damos día a día nos lleva a esa evolución, una evolución que conlleva hacer una mejor versión de nosotros, así de simple.
¿Cuándo transformo? Cuando la crisis, el dolor, la incomodidad me alcanza, cuando lo dibujado en mi mente se extingue o cuando las expectativas desaparecen. En este punto lo quieras o no ya estás transformando. Ese minuto exacto donde se descarrila el tren, donde el buque deja de hacerle caso al timón y donde el avión cae en picada.
¿Cómo transformo? Cuando me enfrento a la crisis, ese momento en que la realidad te golpea y entiendes que algo se salió de lugar en esa línea que mantiene tu estabilidad, te haces consciente del dolor, la angustia y ansiedad. Entonces, decides actuar, buscas ayuda, consejo en otra persona o amigos, lees libros, mascullas aquello que vino a instalarse en tu interior, hay un deseo tal vez pequeño pero, germina finalmente una semilla de cambio en tu interior y lo maravilloso de esto es que aún si renuncias en tus ganas de cambiar, ya has ganado puntos para convertirte en alguien mejor que ayer. La diferencia está si quieres que eso se manifieste hoy o en unos años más cuando sigas viviendo momentos o circunstancias difíciles. El «secreto» está en desviar la atención de esa circunstancia y enfocarte en los demás, compartir y construir a tu alrededor. Alejarte de la crisis enfocándote en las carencias de los demás hará que el universo equilibre tu mundo y te entregue lo que es tuyo.
Regresando a la historia inicial no puedo asegurar que los consejos que di fueron puesto en practica y lo cierto es que eso es lo de menos, recuerda algo, el evolucionar depende exclusiva y únicamente de cada uno, que sigas o no un consejo no es tan valioso como el hecho que hagas caso a tu fuero interno cuando el caos aparece en tu vida porque finalmente el caos se hace presente con el fin de transformarte.