Me quedo perdida entre paredes, descubro que son dimensiones. Veo a mi padre y hermano hablar entre ellos pero se encuentran en espacios y tiempos distantes…aún así hay lógica en su charla, mientras uno parece retroceder el otro avanza, pero sin embargo ambos ahora están en un mismo presente.

La luz es escasa, un efímero rayo anaranjado atraviesa de techo a piso una esquina de la habitación a modo de señal que el Eterno siempre está detrás de todo…aparece un niño desde una puerta que resultó estar camuflada en estos espacios donde el tiempo circunnavega. El pequeño mira a mi padre con alegría, con esperanza, sabiendo que ha llegado a su refugio…mi hermano desaparece de escena. El muñeco trae un cuaderno entre las manos, es una libreta. Mi padre la recibe cuando se la estira entre sus tiernas manitos…la abre, la hojea y en ella descubre palabras simples. Estaba esperando este encuentro papá, abuelo, hijo, se dijeron al unísono.
Somos todos ellos de los círculos dentro de otros círculos. Conoces bien la mecánica de esto, pero nos gusta jugar a olvidarlo, a partir de cero para vivir la magia del reencuentro.